Saturday, October 13, 2007

Política internacional estilo noruego

Por Helen Aguirre Ferré

El anuncio de que el ex Presidente de los EE.UU. Al Gore y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio de Clima (Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC) de las Naciones Unidas ganaron el Premio Nóbel de la Paz para 2007 por despertar conciencia sobre los riesgos de los cambios climáticos, es muy interesante. Por segundo año consecutivo, la prestigiosa organización reconoce a aquéllos que no están involucrados ni en promover la paz ni en resolver conflictos. Por el contrario, pudiera decirse que Al Gore es ideológicamente combativo y divisivo para medrar en política. En cambio, el premio se ha dado a aquellos que se enfocan en amenazas más amplias, más generales. Curiosamente, mezcla la política con la ciencia.
El Vicepresidente Gore ha ganado dos premios Oscar a principios de este año por su película An Inconvenient Truth (Una verdad incómoda) que se enfoca en la polución causada por el hombre como la causa del calentamiento global, algo que el panel de científicos también reconoció después de seis años de investigaciones, llegando a la conclusión de que hay un noventa por ciento de prueba que el calentamiento global está causado por los avances tecnológicos. No todos los científicos están de acuerdo, pero es oportuno señalar que el número de estos es pequeño.
El comité del Nóbel alabó tanto a los científicos de la ONU como a Gore, pero en su cita formal sobre el ex vicepresidente declara que es "probablemente la persona que ha hecho más para crear una mayor comprensión a nivel mundial de las medidas que necesitan tomarse."
Aunque se supone que los premios Nóbel sean apolíticos, es difícil creerlo ya que el Premio de la Paz se ha inclinado hacia temas que tienen que ver con la justicia social, la reducción de la pobreza y ahora, claro está, el medio ambiente. Como si estos dilemas no tuviesen que ver con las consideraciones políticas. De hecho, este premio es un mensaje a la Administración Bush de que reconsidere su retiro del Protocolo de Kyoto.
Uno pudiera preguntarse por qué no dar el premio sólo a los científicos del IPCC, 2,000 en total, que han trabajado diligentemente desde el 1988 en este proyecto mientras que Al Gore es el encargado de relaciones públicas para la causa, pero es que esta persona en particular es una presencia activa en la política estadounidense.
Considerando que Estados Unidos está en medio de una elección presidencial, el tema seguramente surgirá en los próximos debates, algo que hasta ahora no ha sido el caso.
Pero si de lo que se trataba es de que los estadounidenses reexaminen el tema de nuevo, pudiera tener éxito pero sólo hasta cierto punto. Lo que sí demuestra este premio es que un importante segmento de la población que en la actualidad apoya a uno de los candidatos demócratas, cambiaría rápidamente para apoyar a Al Gore como presidente. A pesar de que Gore ha indicado que no se postularía, la prensa no puede resistir la tentación de considerar la deliciosa posibilidad de Al Gore postulado contra la esposa de su ex jefe. Las encuestas indican que sin hacer campaña, ni mucho menos postulándose, Al Gore tiene ya unas cifras alentadoras.
No es que necesariamente los noruegos quieran ser responsables de ayudar a que Al Gore llegue a la presidencia, pero ciertamente han tratado de premiar a aquellos que están opuestos a las políticas de George W. Bush. En el 2002, Jimmy Carter, uno de los más duros y quizás el más políticamente inelegante de los ex presidentes, recibió el Nóbel de la Paz.
En su comunicado de prensa del viernes, el comité noruego concluyó, "Es necesario actuar ahora, antes de que el cambio climático se vaya fuera del control del hombre." Como si el hombre pudiera cambiar el curso de los acontecimientos. Los científicos están de acuerdo en que aun si las naciones alteraran drásticamente las emisiones de contaminación y la deforestación intensa, esto no afectaría la dirección del cambio climático por varias generaciones. Pero así es cómo a los noruegos les gusta hacer política exterior, indicándole al mundo la dirección en la que ellos creen debe ir. Magnífico. Pero no le llamen Premio de la Paz cuando no lo es.

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