Saturday, August 18, 2007

Ética periodística

Por Helen Aguirre Ferré
DIARIO LAS AMÉRICAS
Si en el mundo hubiese sólo dos colores, blanco y negro, desarrollar un código de ética aplicable en todas las circunstancias sería fácil. Pero la realidad es otra y los códigos de ética no son universales.
En los últimos años, muchos periódicos distinguidos han sido abochornados por revelaciones de obvias violaciones de ética periodística, como la del plagio o inventar reportajes, llevando a casi todos a reevaluar sus códigos para asegurar que esos errores no puedan ocurrir fácilmente. Cada uno señala directrices para orientar y aclarar sobre lo que es y lo que no es apropiado para cada organización. Por eso existen diferencias entre los códigos.
Un estudio publicado en 1999 por la Sociedad Americana de Editores de Periódicos (American Society of Newspaper Editors) analizó los códigos de ética de 33 diferentes periódicos. Aunque muchos tenían un contenido estándar – por ejemplo, no es apropiado aceptar regalos, viajes o dinero por un reportaje – muchos no tenían referencia alguna a temas importantes sobre la privacidad, engaño y plagio. Sólo 1/5 parte de ellos hacía mención de la separación entre la sala de redacción y el departamento de anuncios. Ni tenían muchos una mención sobre cómo corregir un error publicado.
Hace poco, msnbc.com reveló que un número de periodistas había contribuido a partidos y campañas políticas, algo que tradicionalmente era prohibido. La lista es larga e interesante. Entre ellos, editores y periodistas de The Economist, Forbes, Time y Newsweek, el columnista de ética de The New York Times, el editor de noticias del buró de Washington DC de McClatchy News y un redactor de plana y diseñador de páginas de The Miami Herald figuraban en la lista, demostrando que cada organización tiene sus directrices éticas independientes.
Por lo tanto, fue una gran sorpresa hace casi un año cuando The Miami Herald fustigó a varios periodistas, la mayoría que no trabajaban para ellos, por violar un supuesto código de ética que prohíbe colaborar con renumeración con TV y Radio Martí. Para The Miami Herald, es impropio que periodistas profesionales colaboren con dicha agencia por ser considerada una rama de propaganda del gobierno norteamericano. Pero para las organizaciones en donde trabajaban los periodistas que no eran empleados de The Miami Herald, no lo es. Si The Miami Herald hubiese evaluado el contenido del trabajo rendido por esos periodistas, algo que según el reportero Oscar Corral no se hizo, tal vez hubiese llegado a otra conclusión.
Se hubiesen enterado de que Carlos Alberto Montaner, por ejemplo, lee sus artículos que son publicados en The Miami Herald y El Nuevo Herald en Radio Martí para que el pueblo cubano tenga acceso a ellos. Tal vez se hubiesen enterado de que Radio y TV Martí no les dice a los periodistas lo que se puede o no se puede decir en forma de análisis u opinión. O sea, tienen una sala de redacción tan normal y profesional como cualquiera otra de habla inglesa.
Por eso, colaborar con Radio y TV Martí llena una función periodística tan válida como cualquier otra. Es más, para esos periodistas en particular, ser totalmente profesional es también un deber cívico para informar a los que no tienen acceso a una prensa libre.
Quizás para algunos, esto sea un trabajo propagandista. Pero los que han trabajado dentro de Radio y TV Martí, saben que es una labor delicada y totalmente ética dentro del estándar del periodismo moderno. Negarle a Radio y TV Martí la colaboración de periodistas profesionales le haría un daño inmenso y quizás para algunos, ése sea el propósito. No se puede negar que Radio y TV Martí tiene rivales ideológicos. Pero estar en desacuerdo no justifica el desacreditar a los periodistas cuya opinión uno no comparte.
Por supuesto que los códigos de ética sí son importantes. En algunos casos enumeran claramente lo que no se puede hacer y en otros casos sólo pueden servir de guía porque no toda circunstancia es tan obvia. Si un medio no tiene inconveniente en que sus periodistas contribuyan a una campaña o candidato político, allá ellos. Y si otro considera apropiado que sus empleados colaboren con Radio y TV Martí, adelante. A la larga, lo más importante es no perder la credibilidad de la comunidad a quien dicen servir. Y los miembros de la comunidad son los que deciden si el código de ética y la credibilidad existen o no.
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En la reunión anual de the Association for Education in Journalism and Mass Communitcations (AEJMC) en Washington D.C., Carlos Alberto Montaner y Helen Aguirre Ferré formaron parte de un panel donde se debatió este tema.

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